
Hay un sesgo androcéntrico que impregna toda la estructura teórica del análisis económico pero que se hace especialmente visible en la herencia de la escuela neoclásica. La corriente de pensamiento de la Economía Feminista (Marianne Ferber, Julie Nelson, Paula England, Nancy Folbre, Dreirdre McCloskey, por ejemplo) sostiene que: 1) ese sesgo se remonta al nacimiento de la economía y se mantiene históricamente hasta el presente porque los hombres han dominado la comunidad académica, y 2) que la cuestión del género ha afectado a la construcción misma de la disciplina en términos de la percepción del mundo y de la relevancia de las cuestiones objeto de análisis. Así, ciertas actividades y experiencias que son de gran importancia histórica para las mujeres se han visto apartadas de la investigación. Sigue leyendo