
Todos los días leemos en los periódicos los problemas que se manifiestan en el funcionamiento del sistema de salud público. Deficiente atención en los centros de salud, aumento de listas de espera, retrasos en la atención a pacientes y malestar de los profesionales sanitarios son algunas de las quejas recurrentes que se escuchan en los medios y en las conversaciones de los ciudadanos. Por otro lado, las encuestas de satisfacción de pacientes que han utilizado el sistema que publica Osasunbidea, ofrecen una valoración positiva del mismo. Hay mucho ruido, furia e intereses en el debate social que dificulta entender lo que sucede. El sistema ha estado sometido estos años a una presión extrema. Pero la pandemia no puede ser la excusa para no actuar. Después de superar la crisis de salud pandémica, hay que prepararse para el futuro. Hoy resulta más urgente que nunca garantizar la viabilidad económica y asegurar la sostenibilidad social porque si se pierde la confianza en la capacidad del sistema de salud para ofrecer una atención de calidad, el daño será irreversible y se perderá un patrimonio colectivo.
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