
Después de más de dos años de convivencia con la COVID-19, vemos que el riesgo de contagio y probabilidades de desarrollar complicaciones caen rápidamente gracias a las vacunas y, aunque correlación no siempre implique causalidad, aquellos países con bajas tasas de vacunación muestran altas tasas de contagio y muertes. Las tasas de crecimiento del PIB, aunque a menudo corregidas a la baja, apuntan a una recuperación después del apagón, y, en menor o mayor medida, quizás con prudencia pero sin reparo, hemos reestablecido los encuentros sociales con familiares y amigos, intentado recuperar la vida que teníamos antes de la pandemia.
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