
La mayoría de los quienes escriben sobre la economía de la pobreza son profesores de universidad y académicos: formulan teorías y observan datos. Pero algunos de ellos han dedicado también años a trabajar sobre el terreno con personal de las ONGs, con funcionarios de los gobiernos, con trabajadores de la salud y con pequeños prestamistas. En la mayoría de los casos, el peso de esta evidencia cercana obligó a revisar las teorías, a entender por qué fallaban y a intentar adaptarlas para describir el mundo de los pobres de la tierra y para contribuir a su mejora. Sigue leyendo