
El presidente a cargo de la última cumbre mundial sobre el cambio climático a penas ha podido reprimir las lágrimas. Presentaba el acuerdo al que, después de dos semanas de dolorosas negociaciones, se había llegado y que quedó diluido cuando el ministro de Medio Ambiente de la India, interrumpiendo el proceso de adopción del Pacto de Glasgow cuando iba a comenzar la sesión, propuso un último cambio en el lenguaje. Solicitaba a los gobiernos «reducir» el uso del carbón, en lugar de “eliminarlo”. Para evitar el fracaso del acuerdo, y entre la decepción de muchos delegados se aceptó el cambio, que no cumple con lo que la ciencia dice que es necesario para contener los peores efectos el cambio climático.
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