
Nunca olvidaré el primer día de clase de la asignatura Estructura Económica. Era octubre de 1981, comenzaba mi segundo año de carrera, y recuerdo que el profesor decidió iniciar el curso leyendo un párrafo de uno de los manuales recomendados: Estructura Económica: teoría básica y economía mundial de José Luis Sampedro y Rafael Martínez Cortiña, publicado en 1969. El citado párrafo decía que, de la misma manera que un peregrino se fija en una montaña o en el campanario de una iglesia como referente para guiar sus pasos hacia su destino, el indicador que debe guiar a los economistas en todas sus actuaciones es la lucha contra el hambre. Sigue leyendo